En Chile, las instalaciones fotovoltaicas han ganado cada vez más protagonismo en diversas industrias, incluido el sector agrícola. Este sector se ha posicionado como uno de los referentes en el uso de esta tecnología, pues cuenta con mucho potencial para ser autosustentable y al mismo tiempo aportar en la lucha contra el cambio climático. A continuación, veremos de qué maneras se implementan sistemas fotovoltaicos en la agroindustria y cómo estos pueden contribuir a la transición hacia un modelo de producción más sostenible.
Las empresas agrícolas han implementado los sistemas fotovoltaicos de distintas maneras. La más común consiste en definir un área de terreno destinada a la producción agrícola y otra a planta de generación fotovoltaica sobre suelo, como se muestra a continuación. Este tipo de instalación es la más recurrente por la simplicidad en su diseño, pues no afecta los cultivos existentes en la zona y permite utilizar terrenos no aptos para el cultivo debido a su aridez o su difícil acceso, por ejemplo.
Una segunda opción es ejecutar la instalación fotovoltaica entre las cosechas, en donde se da un uso combinado al terreno del cultivo entre las cosechas e instalación, como se muestra a continuación. Este tipo de sistemas puede sacar máximo provecho en cultivos que requieran un componente de sombra o de humedad para su óptima producción. Esto es especialmente útil en zonas más cálidas, donde la sombra puede proteger los cultivos bajando su temperatura y evitando una evaporación excesiva.
También existe una opción que va más allá del uso compartido del terreno de cultivo, que consiste en aprovechar una misma superficie de terreno tanto para obtener energía solar como productos agrícolas. Es decir, los paneles solares conviven con los cultivos sobre la misma superficie. La sombra que los paneles producen debe ser una variable a considerar, pues puede ser beneficioso o desventajoso para algunas cosechas. Para instalar este tipo de sistema, generalmente se utilizan sistemas de soportes fijos para elevar las placas solares unos cinco metros por encima del terreno de cultivo. De este modo, se permite el acceso de la maquinaria agrícola a los cultivos situados debajo.
Por último, algunas empresas agrícolas también han optado por instalar un sistema solar en sus invernaderos, en donde además de beneficiarse con las ventajas propias de la generación solar, han aprovechado el espacio disponible en la techumbre de los invernaderos para evitar ocupar los espacios de cultivo y aumentar así el efecto invernadero de estos espacios, beneficiándose también con el efecto sombra que los paneles solares pueden aportar acompañado con un buen diseño para este tipo de aplicaciones.
Como hemos podido analizar a lo largo del artículo, existen bastantes beneficios de la energía solar en aplicaciones agrícolas, en donde podemos destacar la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, el uso compartido del terreno, el autoconsumo energético y la mejora en la eficiencia y rendimiento del propio terreno agrícola.
Pero, ¿cómo estos pueden contribuir a la transición hacia un modelo de producción más sostenible?:
· Reducción de la huella de carbono: Como toda instalación solar, se reduce la huella de carbono en las agroindustrias, lo que les da un valor agregado a los productos que han sido cosechados de una manera sostenible y responsable con el medio ambiente.
· Aprovechamiento de tierras no productivas: La instalación de sistemas fotovoltaicos en tierras no productivas o en techos de invernaderos permite a las agroindustrias aprovechar al máximo sus instalaciones, encontrando utilidad en espacios en donde antes no lo había.
· Ahorro en costos de energía: La instalación de sistemas fotovoltaicos permite a las agroindustrias generar su propia energía, lo que reduce significativamente los costos para riego, iluminación y todo tipo de consumo eléctrico que la industria requiera.
· Mejora en el rendimiento y eficiencia energética: El uso de paneles solares en aplicaciones agrícolas beneficia la producción en algunas cosechas, mantiene la temperatura a un nivel más óptimo y evita la evaporación excesiva.
¿Qué podemos rescatar de este artículo? Dado que la agricultura tiene un alto consumo de energía, la incorporación de energía solar en este sector es una alternativa de ahorro, pero también de una mayor seguridad en el suministro y la oportunidad de reducción de la huella de carbono de los productos agrícolas. Además de la energía fotovoltaica, puede alimentar operaciones agrícolas, luces y cercas eléctricas.
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